lunes, 13 de mayo de 2013

BALANCE


                                

     Este invierno casi no me he movido del sitio: una escollera a la entrada de una cala con fondo mixto de arena, posidonia y piedra. Entre quince y veinte metros de calado.

     Creo que me gusta ese sitio porque no le gusta a mucha gente más, así es que puedo estar pescando casi a pie de agua sin nadie a quien molestar. Salieron calamares desde el primer día y no han faltado en ninguna sesión, así es que para qué me iba a buscar otro sitio.

     Me gusta, además, el calado. Los recorridos son muchos: ahora por arriba; ahora por abajo; ahora por arriba y por abajo… Se mantiene uno entretenido. Y luego, un calamar traído desde bien profundo da mucho juego y se disfruta más tiempo. Para esta zona utilizo equipos 2.5-3.5.

     El tamaño  medio de los calamares ha sido menor que el de otros años, pero han entrado muchos más que en otras temporadas. Han ido acercándose a la costa en oleadas más o menos constantes, turnándose los tamaños y manteniéndose muy activos con los cambios de luz y dos o tres horas después del atardecer y antes del alba. No he conseguido pescarlos bien de día. Y es que los grandes calamares diurnos de otros años se daban en febrero, un mes imposible en este invierno raro de vientos y maretones.

     He probado los Millerighe EVO de la casa Molix.  Recubrimiento Keimura, coronas de carbono y cuerpo ligeramente segmentado. Muy buen lance y muy buena natación.




     El color Glowing Orange tiene un recubrimiento luminoso, potente, que salta a la vista de día y de noche. Y el contraste es el Black Silver, discreto y elegante.

     Pescando de noche creo que puede simplificarse mucho el trabajo de selección de señuelos. De hecho, la mayoría de noches de  este invierno he usado sólo los Millerighe.  Cuando tenía la sensación de que picaban menos al luminoso, ponía el negro. Un cambio de contraste y parecía que la cosa se animaba. Cuando el negro parecía ya no pescar, otra vez el luminoso.

     No deja de sorprenderme lo maravillosamente bien que funcionan los señuelos negros en noche cerrada y sin luces. El Millerighe Black Silver puede usarse sin activarlo con luz. Es apenas una sombra, casi imposible a la vista. Pero los calamares no fallan. Un prodigio que también hemos visto con los peces. Si se activa con la luz, la luminiscencia del Black Silver es muy sutil en la panza y en ojos y cola. Parece que hayamos cambiado de artificial. Si tanta sutileza no funciona, encendemos directamente las largas y trabajamos con el Glowing Orange, que es un escándalo de luces.





      

De esta manera podemos pasar la noche sin muchas complicaciones en la elección de colores. Un par de tamaños en cada recubrimiento y tenemos para probar casi todas las opciones.

     A menudo se dice que los calamares son caprichosos con los colores. Puede ser verdad. Pero caprichosos con los colores igual lo somos sólo los pescadores. Estas dos coloraciones de los Millerighe ofrecen un contraste bien diferenciado, tal vez suficiente para todos los caprichos. Una posibilidad, para aligerar el equipaje si nos apetece practicar una pesca un poco franciscana. Algo así como pescar en blanco y negro.





     Otro artificial que me ha parecido muy interesante y que empecé a usar el año pasado es el Gesola, de River2Sea.




     No se activa con la luz. Ni falta que le hace, porque tiene un recubrimiento reflectante, por debajo de la tela, que parece suficiente para que se lo coman en plena noche. Otra opción interesante si queremos ofrecer un contraste con los egis luminosos.

     Pero, sobre todo, el Gesola tiene una natación con un ángulo muy pronunciado, casi 45⁰. Enseña la panza con mucha facilidad y, en algunos momentos, puede ser también una opción diferente. Se apoya en el fondo con la cola bien levantada y es difícil de enrocar. Ideal para sepias, y calamares que comen muy abajo.

   El egi de River2 tiene una planta muy afilada en la cabeza. Esto hace que su manejo sea muy ágil y eléctrico. El modelo 4.0, por ejemplo, pesa sólo 21g. Un artificial con un tamaño respetable que puede ser manejado muy cómodamente con equipos medios.




     Este año los calamares parecían no querer irse. Se han intentado comer los jigs con los que buscaba los primeros peces, hasta casi finales de abril. Y guardando el material hasta el otoño que viene, quiere uno quedarse con algún momento, algo que saborear hasta que vuelva el frío. Este año creo que fue una picada. Un atardecer de febrero después de muchos días de mares fuertes. En una de esas pausas que a veces se toma el viento cuando se pone el sol. Estrenando una caña de poco más de cien gramos. Me pilló un poco atolondrado, con la mano blanda y la caña muy suelta, mientras el egi  navegaba solo. El latigazo me dio un susto que es difícil esperar de algo que no sea un pez. Así es que me gusta quedarme con esa imagen: la contundencia del ataque de estos animales y cómo podemos sentirla con toda nitidez si el equipo, el animal y las condiciones acompañan.

     Seguramente habréis visto muchos vídeos sobre eging. Pero para los que empiezan con esta técnica, creo  que esta película de promoción de un equipo de Shimano, puede ser interesante. El reportaje tarda algo en arrancar y tiene, naturalmente, mucha propaganda. Pero creo que puede poner imágenes a todo lo que intenté explicar en el tutorial al que dediqué las últimas entradas. Tiene imágenes submarinas de ataques al egi, picadas en todas las condiciones y clavadas soberbias. Pesca Mitsuya Hotta. Este pescador tiene una manera de detectar la picada que he visto se usa bastante en japón: durante el arco de descenso toma el hilo con los dedos de la mano libre. Un mixto de caña y linea de mano que puede ser interesante.

     En fin, ahora llegan los peces. Volveremos con los calamares en otoño. Os dejo, si os interesa, en Malasia, con Mitsuya Hotta, en un islote donde, si alguien me procurara algo de pan y cervezas de vez en cuando, fijaría definitiva residencia.

   
http://tv.shimano.co.jp/movie/original/tsurikibun_18/