Es como no saber muy bien qué
ropa ponerse. ¿Hace frío o hace calor en otoño? ¿Vamos a los
calamares o probamos con los últimos peces?
Ya el otro día eché de menos
llevar en la caja un pajarito. Con el sol bien puesto se me formó
una concentración de barcas casi a tiro de caña. Seis barquitos al
calamar con su foco bien puesto dentro del agua. Llegó muy rápido, ya de noche, una
lancha que se colocó en mitad del grupo. La Guardia Civil, pensé.
La verdad es que yo no veo mucho a los guardias por estos mares, así
es que me pareció casi un milagro. Pero las barcas siguieron a lo
suyo y la lancha se unió al festival. Espero que no fuera la Guardia
Civil...
Pensé que si uno no se
empeñara en vivir en un estío perpetuo ya podría haberme echado en
la mochila una camiseta para los fríos y algún pajarito para
sumarme al coro de tramposos.
Pero no, sigue uno esperando
los últimos peces arriba. O buscándolos más lejos, más hondos.
Todavía queremos algún palometón. Como éste, joven y mal
prendido, para estrenar la 2'40 de esta temporada.
Pero esa noche, en mitad del
silencio delincuente de las barcas y los focos, pude oír los
sifonazos del calamar. Así es que empieza ahora un tiempo casi
imposible en que uno lo quiere todo. Calamar y pez. Eging y Spinning.
Sol y abrigo. Es el otoño.